jueves, 25 de julio de 2013

La Planificación en el Perú-Síntesis de su Trayectoria (*)

Firmada la Carta de Punta del Este, se constituyó en el Ministerio de Hacienda y Comercio del Perú, la Oficina Nacional de Planes y Programas. Es el primer antecedente de la institucionalización de la planificación en el país. Un año después, en octubre de 1962, el gobierno surgido del golpe militar para evitar la proclamación como presidente de Víctor Raúl Hay de la Torre, creó el Instituto Nacional de Planificación (INP) y el Sistema Nacional de Planificación con el apoyo técnico de la Cepal.
La máxima instancia del Sistema lo constituía un Consejo Nacional de Desarrollo Económico y Social, presidido por el Presidente de la República e integrado por los ministros de asuntos económicos y sociales más el jefe del INP. Se dispuso la creación de oficinas regionales de planificación y sectoriales en cada uno de los ministerios que participaban en el Consejo Nacional de Desarrollo. Complementaba el sistema un Consejo Consultivo de Planificación en que estaban representadas universidades y gremios de empresarios, trabajadores y profesionales.
El sistema de planificación comienza a desplegarse a través de oficinas sectoriales y regionales durante el gobierno de Fernando Belaúnde (1963-1968). Sin embargo, el entusiasmo inicial se vio frustrado pues la mayoría opositora en el Congreso no aprueba los presupuestos para los planes de inversión para 1964 y el bienio 1965-1966. La misma suerte corrió el Plan Nacional de Desarrollo 1967-1970, aprobado por el gobierno a principios de 1968.
 
EL DESPLIEGUE DEL SISTEMA NACIONAL DE PLANIFICACIÓN EN LOS AÑOS 1970
 
En octubre de ese año, se produjo el golpe que estableció el régimen militar que gobernaría el país hasta 1980. Este se distinguió de la mayoría de los otros regímenes militares de la región por su orientación progresista y reformista en lo económico y social. Entre 1968 y 1975, fue presidido por el general Juan Velasco. La planificación adquirió importancia como instrumento de gobierno y el INP como organismo técnico dotado de profesionales calificados del mundo civil. Estos eran muy necesarios para un régimen que carecía de un partido político del cual reclutar a los cuadros directivos del Estado.
Las actividades de planificación se concentraron principalmente en la preparación de la Estrategia Nacional de Desarrollo de Largo Plazo y los planes anuales para 1969 y 1970, estos dos últimos orientados básicamente a la estabilización económica. Luego se elaboró el Plan Nacional de Desarrollo para 1971-1975. Este plan comprende un plan global, planes sectoriales (agricultura, pesquería, minería, industria, electricidad, hidrocarburos, turismo, transporte, comunicaciones, vivienda, salud y educación), orientaciones de política regional (Norte, Centro, Sur y Oriente) y el plan de desarrollo para la zona afectada por el sismo de 1970[1].
El INP tenía cuatro áreas técnicas: planificación económica, planificación social, programación de inversio­nes, y cooperación técnica internacional. Además, contaba con una Oficina de Investigaciones que realizaba algunos estudios específicos. Para dar operatividad al plan de mediano plazo, se elaboraron planes anuales. Estos se elaboraban de manera coordinada entre el plan global y los planes sectoriales en un proceso inte­ractivo. El INP emitía la directiva para la formulación del plan y luego seguía la formulación simultánea del plan nacional y los planes sectoriales.
La formulación de los presupuestos anuales debía guardar relación con los planes anuales, lo cual se buscaba mediante una norma que requería la opinión favorable del INP para la aprobación de los planes y presupuestos de los sectores. Para cumplir esta tarea, existía la unidad de Planeamiento del Sector Público en el área de Plani­ficación Económica del INP, la cual se encargaba de coordinar todo el proceso para que las áreas de planificación social y planificación económica emitieran sus respectivas opiniones. Esta función presupuestal del INP llegó a otorgarle un peso significativo en las decisiones de asignación presupuestal y posteriormente le fue retirada.
Otro instrumento importante fue el Programa Nacional de Inversión Pública. Cada oficina sectorial efectua­ba una priorización de los proyectos en su sector en base a un análisis costo-beneficio, y luego la Dirección de Programación de Inversiones efectuaba una priorización intersectorial. En base a esta priorización se determinaba la asignación presupuestal correspondiente a los proyectos públicos.
Otro instrumento de cierta importancia fue el manejo de la cooperación técnica internacional que posibili­taba canalizar la cooperación hacia los sectores y proyectos priorizados en el Plan Nacional. Sin embargo, se trabajó poco en modelos de planificación, pero elaboraron tablas de insumo-producto para 1973 y 1979.
A mediados de 1976 se desató una profunda crisis económica que significó una reducción importante de las remuneraciones de los funcionarios de gobierno. El INP se vio afectado porque se generó una gran diferencia entre los sueldos de sus profesionales y los del Banco Central de Reserva, motivando una salida importante de técnicos calificados del INP hacia las empresas públicas y el sector privado. Este fue uno de los aspectos del debilitamiento general que sufrió el sector público y que se prolongó durante los años 1980.
 
DEBILITAMIENTO Y DESAPARICIÓN DEL SISTEMA NACIONAL DE PLANIFICACIÓN
 
La crisis de la deuda también afectó intensamente al Perú, particularmente en 1982 y 1983 cuando el PIB regis­tró tasas de crecimiento negativas de -0,6% y -11,8%, respectivamente y la inflación se elevó a 64,4% y 111,2%. Durante el segundo gobierno de Fernando Belaúnde (1980-1985), el INP creó el área de Planificación Regional. Allí se trabajó un modelo de acondicionamiento del territorio y se avanzó los temas de planificación regional.
El programa reformista del partido aprista (la primera presidencia de Alan García se extendió de 1985 a 1990) requería el fortalecimiento del sector público. El INP se reforzó con profesionales calificados y se incrementó sustantivamente el personal de la entidad. Se dividió la Dirección de Planificación Económica creándose la Dirección de Planificación de la Producción en base a la unidad de planificación intersectorial. En ese perio­do se formuló un plan de mediano plazo para el periodo 1986-1990 y se trabajó con modelos matemáticos. Desafortunadamente, después de dos años iniciales de recuperación, sobrevino la peor crisis económica en medio siglo y estalló la hiperinflación[2] y se revirtió el intento de fortalecimiento del Estado. El INP perdió nuevamente personal y la presencia inicial de la institución en los procesos de toma de decisiones se diluyó.
El gobierno de Fujimori (1990-2000, elegido en medio de la crisis y la hiperinflación) se caracterizó por un predominio del enfoque neoliberal en materia económica y rasgos autoritarios en lo político. El INP fue eli­minado en abril de 1992, lo que condujo a la desactivación del INP, en ese momento ya bastante debilitado. Desapareció el Sistema Nacional de Planificación, incluyendo muchas de las oficinas sectoriales de planifi­cación en los ministerios.
A pesar de ello, resultaba difícil desterrar la idea de planificar de la administración pública, por lo que a me­diados de los 1990 se empezó a trabajar planes estratégicos para las instituciones del Estado. En este caso la visión de la planificación era estrictamente institucional y se cambió hasta su nombre a “planeamiento” para distinguirla de la planificación ahora denominada “tradicional”. Durante ese gobierno, el planeamiento se realizaba únicamente a nivel de cada entidad pública y como parte del proceso de asignación de los recursos presupuestales de la entidad.
Hacia el año 2000[3], las entidades públicas contaban con oficinas de planeamiento y presupuesto pero no había un plan nacional ni planes sectoriales, salvo casos muy específicos. Durante el gobierno del presidente Alejandro Toledo (2001-2006), diversas entidades públicas empezaron a formular planes sectoriales de de­sarrollo e incluso el Ministerio de Economía estableció directivas para la formulación de los denominados Pesem – Planes Estratégicos Sectoriales Multianuales. Paradójicamente, al no existir una oficina central de planificación surgió una profusión de planes formulados con diferentes métodos y enfoques.
En este contexto, el Ministerio de Economía y Finanzas formuló un Plan Nacional para el periodo 2002- 2006 que contenía políticas en lo económico y social, y adjuntaba una matriz de resumen de los planes estratégicos sectoriales. Este plan se formuló después que se formularan los planes sectoriales, de tal forma que sólo pudo articular dichos planes sin poder orientar su elaboración con una perspectiva de desarrollo nacional.
 
CREACIÓN Y TRABAJOS DEL CENTRO NACIONAL DE PLANEAMIENTO ESTRATÉGICO
 
En el año 2005, hacia el final del gobierno del Presidente Toledo, se emitió la Ley de creación del Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (Ceplan) y el Sistema Nacional de Planeamiento Estratégico. Poco tiempo después se designó a los miembros del consejo directivo, pero recién se le asignó un presupuesto para el año 2009.
El Ceplan empezó a operar en enero de 2009 pero recién se implementó con personal en el segundo trimestre de este año. Actualmente el Ceplan se encuentra en proceso de formulación del Plades – Plan estratégico de Desarrollo Nacional 2010-2021 (por el bicentenario de la independencia nacional), y se ha establecido como plazo diciembre de este año para tener un primer plan de largo plazo. Como parte del proceso de formulación del Plades se ha emitido unos Lineamientos Estratégicos, los cuales tienden a confundirse con el Plades, en algunos casos esta confusión posiblemente es deliberada para criticar las supuestas limitaciones del plan.
A pesar de las fuertes limitaciones en materia de personal y recursos, la institución está empeñada en con­tar a fin de año con un primer instrumento de planificación de largo plazo, para después enfrentar la tarea mayor de formular un plan de mediano plazo. Esta vez, como parte de un proceso integrado con todo el sistema de planeamiento, de tal manera que el plan nacional y los planes sectoriales y regionales resulten de un proceso único e integrado[4].
Cabe señalar dos diferencias importantes entre la planificación realizada por el INP en el siglo XX y el planea­miento propuesto para Ceplan para el siglo XXI.
En primer lugar, destaca el elemento de participación y concertación que se ha remarcado fuertemente en el decreto de creación del Ceplan. Los planes en el antiguo sistema de planificación eran resultado de un proce­so esencialmente tecnocrático y sin mayor participación de los actores económicos y sociales; mientras que en la actualidad existe un mandato muy claro para incorporar procesos de participación ciudadana. Como en todo proceso participativo, el variable tiempo resulta clave y es una dificultad que, en compensación, le otorga legitimidad y potencia a los planes.
Una segunda diferencia es el énfasis actual en el planeamiento regional, frente al énfasis sectorial del pla­neamiento antiguo. Esto se explica porque actualmente el Estado peruano se encuentra en un avanzado proceso de descentralización política, con gobiernos regionales elegidos directamente por la población cada cuatro años. En este contexto, las autoridades sectoriales vienen asumiendo un rol principalmente rector de cada sector, encargándose de la emisión de normas, la coordinación y algunos proyectos importantes, mientras que las autoridades regionales asumen un rol ejecutor que cada vez absorbe una proporción mayor y determinante de la ejecución de la gestión pública. Por tanto, el planeamiento actual se ha propuesto reco­ger esta característica asignándole un mayor énfasis a la coordinación con los planes regionales[5].
(*) Tomado de: LEIVA LAVALLE, Jorge. Instituciones e instrumentos para el planeamiento gubernamental en América Latina. Serie Textos para la Discusión de Cepal, N° 05, pág. 146-150.
 

[1] VELASCO, 1972.
[2] Las tasas de contracción del PIB fueron -8,7%, -11,7% y -5,1% en 1988,1989 y 1990, respectivamente. Durante esos mismos años, el IPC aumentó en 670%, 3.400% y 7480%.
[3] Fujimori huyó del país en esta fecha y en julio de 2001 fue elegido presidente Alejandro Toledo.
[4] Información del Señor William Postigo, Director Nacional de Coordinación y Planeamiento Estratégico en el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico
(Ceplan).
[5] Ídem